TECNOLOGÍA EN LOS SISTEMAS DE PAGO Y SEGURIDAD JURÍDICA


 

Que el papel moneda, el llamado “efectivo”,  tiende a desaparecer en el tráfico comercial no es ninguna novedad. Tampoco lo es que sea la implantación de la tecnología en los medios de cobro y pago la responsable en gran medida de ello.

Pero a la vez que se ahorra tiempo y por tanto se gana eficiencia en el empleo de estos medios electrónicos de pago, en una paradójica contrapartida son también muchos los recursos que deberían destinarse a proteger al sistema de los ataques de los llamados crakers,  es decir, de los vividores  que se valen de los agujeros y vulnerabilidades de los sistemas tecnológicos para estafar y engrosar su cuenta corriente a costa del trabajo y los ahorros de otros. Y esto no siempre es así.

En todo tipo de tiendas y supermercados se ha implantado el pago “sin contacto”, es decir, el pago que se hace simplemente aproximando la tarjeta de crédito o débito al terminal o lector de tarjetas y que no requieren de la introducción del PIN de las mismas  para importes inferiores a 20’00 €.

La tecnología que se aplica para esta fórmula de pago es la llamada NFC, que también puede venir implantada en los teléfonos móviles inteligentes, y que se basa esencialmente en generar campos magnéticos a menos de 20 centímetros para obtener la información.

Pues aquí está el meollo de la cuestión, ya que la gran medida de seguridad en las tarjetas con sistema o antena NFC es esencialmente física, pues se requiere que la tarjeta se aproxime a menos de 20 centímetros del terminal lector, presuponiendo claro está que el portador de la tarjeta es su legítimo dueño y el del terminal lector está legitimado para cargar el importe…

Es evidente que una tarjeta clonada por los estafadores ya era una mina que saquear desde hace años pero ¿qué ocurre –como me señaló el otro día un familiar- cuando teniendo la tarjeta auténtica en tu cartera o bolsillo alguien con terminal lector NFC portátil (¡¡ ay los móviles!!) se acerca lo suficiente a ella como para cargar un “gasto” inferior a 20’00 € todas la veces que quiera sin necesitar el PIN? Imagínense la situación en zonas de aglomeraciones, transportes públicos en horas punta, colas  en cualquier cafetería…

El resultado es un saqueo limpísimo a su cuenta corriente… de 19 en 19 €.  Y si la seguridad es física la prevención también lo debe ser pues como casi todo en esta vida en la prevención está la solución. Está claro que si alguien se le arrima más de la cuenta en la cola de las rebajas de enero de un gran almacén no necesariamente debemos pensar mal, pero podríamos impedir que las rebajas nos terminen resultando muy caras siempre y cuando nos hayamos hecho con una funda extraíble forrada en papel de aluminio para nuestras tarjetas que impida la actuación de campos magnéticos indeseados y piratas. Es la llamada jaula de Faraday que, paradójicamente,  es exactamente el mismo sistema que emplean algunos rateros con bolsos o mochilas forrados con láminas de este papel en su interior, a fin de bloquear los dispositivos de alarma que tienen ciertos productos -normalmente los más caros- en muchas tiendas y grandes superficies y poder sacarlos así del lugar sin que salten las alarmas.

Y ahora que termino, me aseguro de tener desconectado en mi móvil este sistema NFC para el intercambio de datos. Por si las moscas…


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