Hablaba hace escasos días con una amiga gallega residente en una zona turística de Cádiz y me contaba cómo su pareja, miembro de la Guardia Civil, estaba asombrado de la cantidad de denuncias que se estaban presentando este año por estafas en el alquiler de apartamentos de vacaciones, por lo que aprovecho la ocasión para cerrar esta serie de artículos publicados en TSA relativos a servicios que se contratan asociados a las vacaciones y al turismo dándoles algunos consejos para los que, a través de internet, creen que han encontrado el ofertón de su vida.
Y créanme si les digo que este artículo no llega tarde, pues un gran lote de estas estafas lo conforma colgar anuncios de última hora dirigidos a aquéllos que apuran al máximo los plazos para cerrar sus planes de vacaciones en espera, claro está, de ese chollo increíble que creen haber logrado por saber aguardar.
Y esta es, sin duda, la primera prevención que se debe tener: siempre es un chollo lo que se anuncia ( por ubicación, por tamaño, por vistas, por precio… por todo junto…) y puede resultar indiferente que aparezca publicado en páginas dedicadas al negocio de manera legal o a título particular, colgando fotos del supuesto apartamento o chalé sacadas incluso de otras páginas.
El caso es que muy rara vez aportan un número de teléfono fijo y sólo emplean el correo electrónico para meterle prisa al incauto con que es un inmueble muy solicitado y que, si no paga ya, lo va a perder. El modo de pago requerido suele ser por servicios de envío directo de dinero ( Western Union y otros ) y si es por transferencia bancaria casi seguro que la cuenta está domiciliada en el extranjero. Si lo está en España, suele estar aperturada con falso titular (el DNI extraviado o robado sirve para estas cosas) o por “muleros” que colaboran, a veces sin saber que están participando en un delito, aportando sus propias cuentas a cambio de una comisión y a veces ni eso: ya una vez tuve que defender a una chica en paro a la que engañaron con un falso contrato de trabajo, para lo cual tenía que facilitar su número de cuenta para hacerle un primer ingreso. Luego resultó que el ingreso, porerror, fue muy superior al acordado y le pidieron que transfiriera lo ingresado de más a otra cuenta… y ahí consumó el delito.
La estadística indica que su argumento para ofrecer tan barato suele ser presentarse como extranjeros con apartamento en España, que no quieren dejarlo sin ocupantes ( si hasta les hacemos un favor) y que no tienen –o no quieren- intermediarios. Ocurre algo curioso en estos casos, pues el estafador suele dar una gran cantidad de detalles sobre los motivos para alquilar y a ese precio que un propietario “normal” no se ve en la obligación de dar.
Por lo tanto desconfíe de las increíbles gangas, de los “propietarios” que no le facilitan número de teléfono fijo o es casi imposible localizarles en el móvil y que sólo se comunican por correo, que le meten mucha presión para pagar, que le piden, sin más alternativas, el pago por medios poco convencionales y que le cuentan una historia demasiado perfecta … para ser verdad.